37 consejos para mercenarios, por Donato Ranzato

Mi nombre es Sebastian Kurtz. Soy un asesino.
No, no me mires con esa cara. Soy tan pobre y tengo tanto frio que me importan una mierda las convenciones sociales. Soy un mercenario y mato a la gente para vivir. Capitaneo un grupo de asesinos, convictos e inadaptados que son incapaces de encontrar un trabajo mejor en otra parte.
Te diré un par de verdades antes de que me sigas en mi sangriento camino. Tienes que saber algunas cosas sobre cómo el mundo trata a los mercenarios.
Para empezar; si eres un soldado, confían en ti. Tienes la confianza de cualquiera que te contrata. Eres responsable de su seguridad y de la de su familia. Sin esa confianza, porque acabas en prisión, robas o traicionas, pierdes rápidamente el trabajo. ¿Y dónde va un hombre cuya única habilidad es su acero?
Te haces mercenario.
Hay algunas diferencias entre ser un soldado y un mercenario. Un soldado es un torreón. Con eso quiero decir que todo castillo tiene unos muros exteriores, un muro interior y un torreón central. Este torreón es la última línea de defensa, algo raramente utilizado, pero construido con la misma robustez que lo demás. Así son los soldados. Ofrecen seguridad todos los días, todo el tiempo, aunque mucho viven su vida aburridos y solo habiendo mostrado su acero una o dos veces.
Ahora... si tu enemigo te ataca, y temes que tus soldados no sean suficiente, ¿qué haces?
Llamas a un mercenario.
Me llamas a mí.
Veo más acción en un año que muchos soldados en toda su vida. Mis hombres y yo (los que han sobrevivido) pueden luchar por tu pueblo un día. Podemos quedarnos un mes, quizás dos. Una vez el contrato termine todavía tenemos que comer, pero pocos nobles pagarán por un exceso de soldados (que es en lo que nos habremos convertido entonces). Así que nos marchamos y buscamos otra guerra.
En algunos lugares, como Tilea, siempre encontrarás trabajo. Todo depende de a quien quieras matar. Esto parece demasiado crudo para algunas personas, pero te diré que nunca estarás bastante hambriento de matar.
Deberías estar agradecido de ello. Tengo ese hambre una vez al año, a veces dos. Tenemos que parecer experimentados, más que la competencia para que nos den el trabajo. Así que tenemos que ser experimentados. Los mercenarios que mueren en batalla difícilmente cobrarán su paga. Esto significa que seremos los primeros en combatir, los últimos en irse, y la mayoría de los que morirán. Rara vez combatimos dos veces por un general que nos usa demasiado de esta manera, si tenemos oportunidad.
En cualquier caso, basta de cháchara... he acumulado con el tiempo un puñado de reglas para los capitanes mercenarios... y creo que es el momento de transmitírselas a otra persona.

Las leyes de Sebastian:
1. El enemigo de mi enemigo es mi carne de cañón. No somos amigos.
2. Vuelve vivo a casa.
3. El oro es necesario, pero no puede comprar una buena noche de sueño. Duerme cuando puedas, porque no sabes cuándo tendrás otra oportunidad.
4. Nunca asumas, anticípate.
5. Nunca te cagues en tu propia casa.
6. Nunca te cagues en la casa de otro. Se cabreará rápidamente.
7. Puedes pensar demasiado, pero nunca planificarás demasiado.
8. "Imposible" es para los confiados o desprevenidos.
9. Las diez coronas que ganaste en la campaña no te salvarán de congelarte los pies: cómprate unos botines.
10. No tienen por qué gustarte tus empleadores. Solo tienes que pelear y morir por ellos.
11. Ese prisionero puedes ser tú algún día. Trátalo con humanidad.
12. Si tu orgullo acumula deudas que no puedes pagar, el siguiente cobro te lo hará el Banco de Morr.
13. El honor es fantástico; las emboscadas son mejores.
14. Ese hombre viejo al que intentas asaltar podría ser yo.
15. Nunca dejes un enemigo vivo a tus espaldas.
16. Un mercenario nunca debe combatir contra enemigos, solo contra oponentes en el campo de batalla.
17. Adáptate... ¡Rápido!
18. Tu arma más potente es tu mente.
19. Si tu instinto te dice que te vayas, vete.
20. Nunca cargues tanto que pueda frenarte.
21. Si a la primera no tienes éxito, aprende de tu errores.
22. Nunca dejes a un amigo o un compañero atrás.
23. Siempre consulta a tu equipo.
24. Un buen entrenamiento y un buen equipo son mejores que la sangre y el oro.
25. Nunca pelees contra los tentáculos de un pulpo gigante. Ves a por la cabeza. Los tentáculos vuelven a crecer, los cerebros no.
26. Siempre ten dos más de cualquier cosa que creas que puedes necesitar.
27. Encuentra una afición. Ser capaz de matar con cualquier arma imaginable no te servirá como tal cuando seas viejo.
28. Vive cada momento como si fuese el último. Podría serlo.
29. Revisa tu equipo.
30. Revísalo de nuevo.
31. Ahora el terreno.
32. Los dados de Ranald a veces traen unos ojos de serpiente. Prepárate.
33. Siempre sabe por qué algo tiene que ser hecho, pero nunca preguntes por ello (sabe en qué te estás metiendo).
34. Si solo han ido mal 1000 cosas, probablemente sea un éxito de batalla.
35. Las vidas de tus hombres son tan importantes como la tuya. Trátalos de esa forma y te seguirán incluso contra las hordas del Caos.
36. Las órdenes deben obedecerse.
37. Incluso si no te gustan.